Se avecina la temporada de tarariras
Hoy hablaremos un poco de la tararira o tarucha (su verdadero nombre es Hoplias Malabaricus).
Cuando comienza la primavera y calienta un poco el agua de lagunas, canales, ríos y embalses comienza a activarse esta espectacular especie deportiva. Hoy voy a describirte un poco a este poderoso cazador y a darte algunos datos de por qué en nuestro caso devolvemos al 100% esta especie.
Habita en América central y Sudamérica: México, Colombia, Costa Rica, Amazonia Brasilera, Venezuela, Guayanas, Bolivia y Argentina, donde es llamada de distintas formas, generalmente en lagunas y ríos de aguas cálidas, en especial en lugares con vegetación.
Llegan a pesar hasta 12 kgrs según su especie y algunas a medir hasta 1 metro de longitud.
Pasan mucho tiempo en reposo y se alimenta (luego de invernar) de una dieta muy variada que incluye: peces, pájaros, roedores, anfibios, insectos, camarones, etc.
Son muy violentas a la hora de cazar, con mandíbulas muy fuertes y dientes potentes y muy filosos, de cabeza cuadrada con aspecto prehistórico y muy territoriales.
Llegan a vivir entre 8 a 12 años, aunque se han detectado en las Amazonas especímenes de hasta 20 años de edad.
Es puro musculo nadando, lo que la hace muy veloz. Las hay de colores muy variados que van en la gama de marrones, verdes hasta azuladas.
Su veda se extenderá en la provincia de Buenos aires desde el 1° de Noviembre hasta el 31 de Diciembre de 2023. Durante este periodo se puede pescar (según Disposición 177 del año 2007 y ratificada en 2018 por la Dirección de Actividades Pesqueras y Acuicultura del Ministerio de Agroindustria) los días Sábados, Domingos y feriados con devolución obligatoria e inmediata en el lugar de captura de todas las piezas logradas
Sin embargo antes de esa fecha y posterior al 1 de Enero del 2024 se podrán sacrificar 3 piezas por pescador que superen la medida mínima de 40 cm.
Aquí viene por qué nosotros convocamos a todos los pescadores a que se sumen al lema: “Tarucha siempre al agua”, es decir devolver el 100 por ciento de las piezas de esta noble y combativa especie.
La tarucha desova en promedio 4 veces menos que el pejerrey (además el mismo se siembra en casi todas las lagunas, cosa que no sucede con las Hoplias), pero he aquí la problemática natural de la tararira:
Con la llegada de la primavera, el aumento de la luz solar, y la temperatura tanto del ambiente como del agua se desencadenan acciones y reacciones internas que provocan el comportamiento reproductivo inicial, llamado “cortejo sexual”, el macho mantiene sus aletas erguidas y se roza constantemente con la hembra en la superficie del agua y en una zona predeterminada comienza a escavar y realizar el nido que es de forma redonda y generalmente rodeado de vegetación para su protección.
Ahí la hembra desova y el macho fecunda sus huevos, una vez realizado este acto el macho se queda cuidando el nido con movimientos constante de las aletas oxigenando el agua, mientras la hembra defiende el nido de posibles agresores, un poco alejada del mismo.
Al pasar los días eclosionan los huevos y los padres se alejan de los mismos, nacen miles de alevines de color bordo intenso los cuales tienen el vitelo (reservorio alimenticio), ya en este estado comienzan a ser atacados por sus primeros depredadores: insectos y larvas del agua, luego de unos días los segundos depredadores de esta especie entran en acción: los peces: palometas, dentudos, panzones, mojarras, carpas y pejerreyes hacen de ellos un excelente menú.
Más tarde la tercera escala de depredadores comienza a atacar a las pequeñas taruchitas: los plumíferos: Patos, garzas, caracoleros y bichos feos se aprovechan de su estado aun indefenso.
Más tarde aparecen los colores que permiten a la especie camuflarse (por las células cromatofagas) y ahí si con el camuflaje ideal, mandíbulas letales y su velocidad para nadar se invierten los roles y ella se convierte en cazadora/depredadora, pero lamentablemente a esta instancia solo el 0,5% de los alevines ha logrado sobrevivir. Luego estas juveniles taruchas deberán llegar a la adultez reproductiva sin ser pescadas por cañas que no devuelven y o redes para poder reiniciar el ciclo de reproducción y además de todo esto suponiendo que sequias, heladas o contaminación lo permitan.
Por todo esto los invitamos a devolver a esta deportiva especie en su totalidad, porque, aunque te parezca mentira, corre peligro de extinción.
Logremos con esto que nuestros hijos y nietos puedan llegar a pescar taruchas en el futuro y disfrutar de la pesca y devolución de las mismas.
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Luis o. Ventimiglia
Cocodrilo Fishing Team
Pescador apasionado.